Hasta no hace muchos años hablar de adopción entre padres e hijos adoptivos era sinónimo de un sepulcral silencio. Los padres creían que informar sobre la verdad a sus hijos podía afectar a su desarrollo físico y emocional. Hoy, los estudios de psicología infantil demuestran que no revelar el origen del niño adoptado produce efectos perjudiciales en la persona y genera una brecha de desconfianza e inseguridad entre padres e hijos adoptivos.
Muchos menores sospechan de su condición de hijos adoptados desde temprana edad. Sin embargo, el temor de las familias a revelar la verdad sobre sus orígenes conduce a muchos de ellos a inhibir su capacidad de preguntar e inconscientemente frenan su curiosidad natural.“Una de las consecuencias de la ausencia de información es anular el deseo de conocer. Estas situaciones conducen a los hijos a pensar que saber resulta peligroso y que puede poner en peligro el amor que tienen los hijos por sus padres”,
Extraido de un reportaje de María Abalo Gandía
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