Raíces de sangre

Llevo tantos años buscando a la mujer que me trajo al mundo, que nunca pensé que esta senda iba a ser como una larga novela de interminable frustración. Ando por la vida con paso firme, pero sin notar bajo mis píes esas Raíces de Sangre que la mayoría de personas tienen sin sentir. Sin valorar.

Porque mi mundo es diferente. Como el de tantos otros que como yo carecemos de esa base que nos una al origen de nuestra vida. Carece de su génesis, es un árbol sin su raíz, un universo sin su “big bang”, o un tren que viaja desde una estación que no existió.

Siempre me ha sido muy difícil explicar lo que sentimos los que buscamos a nuestros familiares. A esas madres, padres, hijos y hermanos de los que nos separaron en la mayoría de casos nada más nacer. Pese a que tengo facilidad de palabra, y mis ideas suelen fluir a través de mi boca o de mis escritos y mi tinta con facilidad, aún no consigo que los que no están solos como yo comprendan ese sentimiento de búsqueda ansiosa de una parte de mí.

Y eso me produce vacío. Vacío horrendo por no estar completo, y también vacío por sentirme además tantas veces incomprendido. Esa incomprensión de la sociedad que nos rodea, y por la cual tantas veces he tenido que escuchar palabras de desánimo, que me recomendaban no buscar, que me decían que estaba bien como soy y como estoy, que ya he tenido unos padres y una familia adoptiva, que me puedo encontrar cualquier cosa desagradable, que para qué quiero perder el tiempo…

Esa misma incomprensión, que también se ceba sin piedad ahora sobre las madres biológicas que buscan a sus hijos. Sobre esas madres entre las que puede estar también la mía…y que les dice de igual modo que no busquen, que se olviden, que no tienen derecho a romper la nueva vida de su hijo que estará adoptado con una mejor familia… O peor aún, esa incomprensión que las trata sin piedad de zorras que pecaron y que se merecen el sufrimiento de estar separadas de por vida de sus bebés amados.

Pero todos hemos seguido nuestra lucha por encontrarnos. Pese a esas palabras de incomprensión, pese a ese desánimo, pese a que las ayudas de la sociedad y del gobierno son nulas o escasas, seguimos haciendo la senda del reencuentro, día a día, con nuestros pasos inquebrantables al desánimo.

Desde que busco, he estudiado la Ley, he acudido a los medios de comunicación, he escrito libros y artículos, impartido conferencias y expuesto ponencias, hasta convertirme en un hombre público conocido y reconocido. En estos veinte años, al igual que entre las olas del inmenso mar en el que nado para encontrar a mis padres, ha habido momentos de soledad y momentos en los que he sido acompañado. Durante mucho tiempo, solo mi voz y la de muy pocos resonaba entre los océanos de incomprensión, y nuestras voces y gritos clamando por nuestro derecho a conocer a nuestros familiares, se perdían en la lejanía de unas aguas frías y embravecidas. Ahora, afectados, asociaciones, políticos, periodistas, abogados, filósofos y pensadores… nos acompañan en nuestra lucha descubriendo por fin que nuestro anhelo es digno, y no podemos estar más tiempo solos en la tarea tan complicada de reencontrarnos por fin con nuestros familiares biológicos.

Ahora yo, humilde luchador de esta causa noble y difícil, me siento muy bien acompañado. El movimiento social espectacular surgido a partir de la denuncia que presenté el 27 de enero de 2011, ha desembocado en un florecimiento de adhesiones, apoyos y asociaciones, que ha insuflado un nuevo ánimo a todos los que somos víctimas de estas separaciones forzadas de nuestras raíces.

Yo necesito esta compañía, y no quiero jamás volver a estar solo.

Sin embargo las últimas noticias son desalentadoras. El gobierno del PP, ha tomado unas medidas de apoyo nimias, y de cara a la galería. Los negacionistas, médicos, religiosos, políticos, siguen afirmando con descaro que la trama de robo de bebés “no existió”, al igual que muchos neonazis se atreven a negar el holocausto judío. Algunos laboratorios de ADN, cometen errores imperdonables que a todos nos inquietan. La justicia, aún se debate en disquisiciones absurdas sobre si los delitos han prescrito, sin entrar en el fondo de los casos y ayudar a las víctimas. Las búsquedas se multiplican, pero los reencuentros llegan con cuentagotas, pues verdaderamente se trata de buscar “una aguja en un pajar”. Los afectados comienzan a cansarse, al no ver resultados a corto plazo sin ser conscientes de que nuestras búsquedas son una carrera de fondo en la que el arma más importante es la paciencia.

Por suerte y como dije, también hay cosas buenas.

La mejor, la unión y las ganas de trabajar de todos los que buscamos. Así, se ha constituido el colectivo X24, que une a 22 asociaciones de adoptados, hijos falsos, madres y padres robados, y en general familiares que se buscan. Tengo el honor de participar en dicha “macro unión asociativa”, como portavoz nacional, y a través de mi condición de uno de los letrados de SOS bebés robados, y secretario de SOS raíces España. Quizás nunca antes en España haya habido un movimiento de unión social tan grande, lo que demuestra que dentro de las distintas formas de trabajar, se puede caminar en la misma dirección que no es otra que la de encontrar nuestros familiares. Solo asociaciones ahora minoritarias se han quedado fuera de este colectivo. Curiosamente anadir y plataforma, las pioneras en los casos de bebés robados, se han quedado fuera de esta unión de asociaciones, sin duda arrastradas por el capricho o ánimo de protagonismo de sus dirigentes.

También hay que destacar, el inmenso apoyo de los medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros, que han puesto medios y horas de trabajo y emisión en seguir sin descanso nuestra lucha, y los reencuentros y éxitos que se van produciendo. Sin su ayuda, estaríamos en un camino mucho más oscuro.

En cualquier caso, nos queda muchísimo trabajo. Esos reencuentros esporádicos se convierten en el combustible que de vez en cuando llena nuestras almas de la energía necesaria para seguir en la brecha. Cada vez que una madre abraza a su hijo de nuevo, que un hermano mira a los ojos a su gemelo tanto tiempo perdido, o que un padre deja correr sus lágrimas mientras que se reconoce en el rostro de su hijo bastardo reencontrado, esos sentimientos nos conectan a todos los buscadores sin saberlo, y nos unen en una gran familia que como uno solo avanza tenazmente en busca de nuestra felicidad.

En busca de esas Raíces de Sangre de las que la mayoría sí que goza bajo sus pies, sin apenas apreciar su privilegio que a nosotros cruelmente nos esquiva.

ENRIQUE J. VILA TORRES
Abogado, escritor.
Secretario de SOS Raíces Adoptados
Portavoz Nacional de X24