Con independencia de mi caso particular, se han puesto en evidencia graves disfunciones de nuestro sistema de protección de menores.
Una organización que hay que repensar: La entidad que asume la tutela de los menores en desamparo en Cataluña es la DGAIA: Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia, dependiente del gobierno de Cataluña. Está dirigido por su directora general.
Los procesos de acogimiento y adopción son responsabilidad del ICAA, Instituto Catalán de Acogimiento y Adopción, también con su directora general. Las adopciones nacionales en Cataluña bajaron un 55 % y las internacionales un 71 %, y sin embargo se mantiene esta estructura de 74 trabajadores y un presupuesto de 14 millones de euros (datos de 2014). Pero es que además hay una amplia red de entidades privadas que hacen el seguimiento de los casos, las gestiones de la adopción…. ¿Tiene sentido mantener estructuras de este tipo?
Unos gestionan, otros tienen la responsabilidad última….el conflicto está garantizado.
Pero frente a la necesaria reforma de nuestras estructuras de protección del menor, todavía es más urgente la renovación de técnicos que llevan años anclados en esas estructuras, que tratan a los menores como expedientes, que visualizan a las familias como enemigos porque son poseedores de la verdad… Así me lo reconocen -en privado- altos cargos de la Administración actual