Cuando sin aviso previo, sin ser tú consciente de lo que pasa en ese momento, se llevan a tus hijos, empieza una etapa a nivel emocional de desestabilización personal, familiar que se extiende a cada uno de los ámbitos de tu vida, que vale la pena conocer para entender que lo que nos ocurre es normal, y pode,r muy poquito a poco, visualizar una esperanza después de un largo sufrimiento.
Desconcierto, ira, rabia, dolor, sentimientos de vacío …. son las emociones que más rápidamente aparecen. Lentamente serán sustituidos por la tristeza (con o sin llanto), decaimiento, para finalmente llegar a aceptar la realidad: ¡Qué nos han quitado a nuestros hijos!.
La mayoría de las personas que pasan por un proceso similar desean buscar justicia, denunciar, hacer público su caso, contactar con el defensor del pueblo, con un representante de los menores ……. para aliviar ese gran dolor y pérdida que se ha producido en sus vidas. La realidad es que se acaba perdiendo un tiempo precioso, agotamos nuestras energías y son muy pocas las veces que se consiguen resultados rápidos.
Sin embargo, un profesional de la psicología puede ayudar a enmarcar y entender la situación, explicando el desequilibrio emocional que se produce e intentar que las primeras fases (las más dolorosas) pasen lo más rápidamente posible, porque lo verdaderamente importante es recuperar a los niños cuánto antes.
Motivos que habitualmente utiliza la Administración para justificar la retirada de los niños es la falta de habilidades o competencias parentales de los cuidadores o la necesidad de reparación de algún tema emocional que haya tenido incidencia en los adultos para evitar que se propage a los niños.
Por ello, como psicóloga experta en temas de familia y conocedora de múltiples casos de menores en situaciones de riesgo o desamparo, recomiendo seguir los siguientes pasos: en primer lugar, entender el proceso tanto a nivel de lo que realmente ha pasado (expediente de la Administración), como a nivel de nuestras emociones, y como segundo paso trabajar en esas habilidades o requisitos que nos exigen los técnicos de la Administración.
Sólo con la calma, la serenidad, el trabajo continuo a nivel individual y desarrollando nuestras competencias como padres podremos recuperar el más precioso y valioso regalo: a nuestros hijos.
Marisol Ramoneda
Psicóloga col. Núm 11669
Colaboradora de Aprodeme