Irene tiene ahora 27 años. Para mí, es como mi hija. Y para ella yo como su padre. Forma parte de esa familia (con Elena, Anabel…) que la Administración de Catalunya no quiso conocer.
El día de la retirada, hace ahora 12 años, cuando íbamos en taxi a la fatídica reunión en la DGAIA me dijo: «Papi, este fin de semana veré a mi hermanita Irene?». Sin que nadie le dijera nada ni forzara ninguna situación, ella le había dado la categoría de hermanita.
En enero de este año 2021 la actual Secretària d’Infància del Govern de Catalunya se comprometió a revisar mi petición. Todavía no tengo respuesta.
Hace unos días Irene me envió este video. Ocurre lejos, en Argentina. Recuerda mucho lo que nos pasó a nosotros.