El robo actualizado de niños

Enrique Vila, abogado y escritor, hace una reflexión sobre actuaciones hoy en día de la administración responsable de menores: (Descargar completo: Enrique Vila)

“…llevo muchos años luchando contra las barreras administrativas, judiciales, sociales y culturales para conseguir algo tan sagrado, tan inviolable, como que se hiciera respetar el derecho de padres e hijos a estar juntos. Y hablo de padres sin más, sin apellidos y sin diferenciar entre biológicos o adoptivos. Sencillamente, padres. “

“ …les puedo decir que la paternidad la da el amor. El cariño. La convivencia. Y aun siendo sagrados los vínculos sanguíneos de las personas, que habría que respetar y cuidar, es posible con una modificación legislativa que permitiese la adopción abierta; yo soy de la opinión de que padre e hijo “se hacen”.

“…Aquel horror, el del tráfico de bebés en España, el de unas raíces perdidas que tanto me cuesta rehacer ahora como jurista, yo creía que era un horror pretérito, del pasado olvidado que finalmente se convertiría en una triste historia de terror, pero lejana y que acabaría perdiéndose en el olvido.

“Sin embargo…el escándalo que destapé en mi despacho con la presentación de la denuncia colectiva por el robo de bebés, en enero de 2011, ante la Fiscalía General del Estado, cada vez más fui requerido por otras personas atormentadas y necesitadas de mi ayuda, que me abrieron los ojos a una realidad quizá más tremenda que la terrible historia acaecida en el pasado inmediato: esta dura realidad no era otra que el “robo de bebés” seguía instaurado plenamente, pero disfrazado de una piel de cordero en forma de “legalidad administrativa”, en la actualidad. Era terrible, pero para mi sorpresa, era cierto. Y más tremendo aún, esa administración no sólo daña a los padres biológicos con actuaciones abusivas. También rompe los corazones de padres de acogida, ilusionados por cuidar y a amar a su hijo el resto de sus vidas, con negativas a la adopción absurdas y carentes de cualquier fundamento. “

«…. el mecanismo y el engranaje de la administración que regula los acogimientos en España es tan frío, tan inhumano, que sólo sabe generar dolor: a los padres biológicos a veces; a los futuros padres adoptantes en otras, y, desde luego, y aunque ellos crean lo contrario, a los hijos acogidos o adoptados casi siempre.»

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