El País Semanal publicó recientemente un reportaje titulado Una verdad que quema, sobre menores robados en la dictadura militar argentina y que posteriormente se han reencontrado con su pasado. Recoge, por ejemplo, el impresionante testimonio de Mirta, separada de sus padres con tres años y medio a los que esperó hasta los 12 años. O el de Ignacio, o Matías, en la lucha por el derecho a conocer, por el derecho a la identidad, por poner la verdad por encima de todo.
Hay que felicitar a la sociedad argentina por haber sido capaz de afrontar este problema. En nuestro país tenemos mucho que aprender porque todavía dudamos del potencial de las personas que buscan (hijos o padres) para superar las cosas no tan buenas del pasado. Todavía confundimos protección con ocultación de la verdad. Los testimonios del reportaje nos enseñan que nuestro sistema de protección de menores debería aprender mucho y entender que se pueden hacer las cosas de otra manera, sin causar tanto dolor innecesario.
Acceder al reportaje:
http://elpais.com/elpa…/2015/…/28/eps/1430220144_394962.html